Mi intención no es dedicar eternamente mis fines de semana a participar en bazares, pero puedo decir que disfruto hacerlo.
Desde mi emprendimiento pasado descubrí que me gusta vender y que, además, soy buena haciéndolo. Sin embargo, soy mucho mejor explicando los conceptos detrás de mis piezas, y eso me ha llevado a conversaciones bastante interesantes con clientes y personas que se acercan a mi trabajo con curiosidad—lo que me ha dado también una especie de intercambio que hace que todo el proceso valga aún más la pena.
La reflexión de la semana…
He hablado poco en este espacio sobre el proyecto que más me llena (en el que más tiempo he invertido) y que me llevó a profundizar en el camino de la joyería contemporánea. Aunque ya lo he mencionado antes, hoy quiero compartirles más sobre su significado y proceso.
Semillas es una colección compuesta por seis piezas que se separa en dos: una linea comercial que, si te gusta, te la llevas puesta y la otra, de joyería conceptual.
Diseñadas como una oda a la tierra: la que nos ve nacer, la que habitamos y la que nos transforma. Cada pieza está pensada para ser manipulada constantemente, como un recordatorio de que todos somos semilla y, como tal, necesitamos de la tierra para germinar y florecer (esa tierra puede ser tu familia, amigos, un hobbie, tu trabajo, pareja, mascota… tu tierra…).
Desde el inicio, empece a trabajar esta colección de joyería con tierra, pero cuando platicaba sobre mi proceso a amigxs y familiares siempre se hacía un silencio inmediato, seguido por gestos de incertidumbre e incomprensión.
La respuesta llegó meses después gracias a Javi, un amigo de mi hermano, quien me introdujo a la técnica del dorodango: una práctica japonesa que consiste en hacer y pulir una esfera de barro hasta que pierde completamente la humedad, se seca y compacta.
Tras varias pruebas, comencé a encapsular mis piezas dentro de estas esferas de tierra, usando distintos sustratos provenientes de mi jardín, de Oaxaca y de la arena de Veracruz. Así, cada pieza una representa esas tierras que nos nutren, nos marcan y nos hacen crecer.
La colección simboliza el cierre de ciclos y la importancia de volver a nuestras raíces. Cada pieza está enterrada en una esfera de tierra que el usuario deberá deshacer en un acto que refuerza la conexión y el contacto con la tierra para encontrarla. Es un recordatorio de que somos semilla y que, para florecer, primero debemos regresar a la tierra.
Para inspirarnos
Hace unas semanas, unos chavos alemanes, después de platicarles sobre el proceso de mis piezas Semillas, me compartieron un proyecto presentado en su escuela, Köln International School of Design, que quiero compartirles.
Seed Mobility es una colección de joyería diseñada por Lara Carbonaro para la propagación interactiva de semillas, promoviendo la biodiversidad a través del uso cotidiano. El proyecto se basa en mecanismos naturales de dispersión de semillas—como el viento, la proyección y la perforación—estrategias que las plantas han desarrollado para expandir su alcance. Curiosamente, estos mismos principios han sido estudiados y aplicados en la agricultura y la restauración ecológica para mejorar la propagación de cultivos y la regeneración de ecosistemas.
Cada pieza de la colección está diseñada para transportar un tipo específico de semilla, permitiendo su distribución de manera orgánica en entornos urbanos. La intención es que, al interactuar con la joyería, el usuario aprenda sobre las estrategias naturales de dispersión de las plantas y participe activamente en la regeneración de áreas verdes, fomentando la biodiversidad en la ciudad.
Además, el proyecto responde a un objetivo clave de conservación ecológica: la conexión de espacios verdes en entornos urbanos (Biotopverbund). A través de su uso, los portadores de estas piezas pueden contribuir a la restauración y preservación de corredores biológicos, ayudando a contrarrestar la pérdida de biodiversidad en las ciudades.